BUENOS AIRES LÍRICA - La experiencia de la opera
 
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I CAPULETI
E I MONTECCHI
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Por Claudio Ratier

I Capuleti e i Montecchi

El 16 de enero de 1830 Il pirata triunfaba en La Fenice de Venecia y fue precisamente para esa sala, que Bellini escribió I Capuleti e i Montecchi. En un principio fue reacio a componer una nueva ópera: no le agradaba escribir a corto plazo, pero los venecianos lo trataron con tanta amabilidad y devoción, que no pudo negarse. Es bueno aclarar que el argumento no se basa en Romeo y Julieta de Shakespeare, sino en la misma leyenda de la región del Veneto que inspiró al dramaturgo inglés. Para la partitura, compuesta en solo 40 días, Bellini utilizó mucha de la música compuesta para Zaira. El plazo empleado fue inusual, para un artista que en sus 10 años de carrera estrenó un total de 10 títulos (cifra baja, comparada con la producción de otros contemporáneos: Donizetti escribió más de 70).

En el origen de Capuleti existe un punto conflictivo, sobre el que dejó testimonio el Cavaliere Giulio Vaccaj, hijo del compositor Nicola Vaccaj. Según sus palabras, fue Felice Romani quien propuso a Bellini el tema de la nueva ópera, por estar en muy malos términos con su padre. Es que entre el poeta y el maestro de Tolentino se había producido un desagradable conflicto, desatado por desinteligencias en torno al libreto para una ópera titulada Saul (los pormenores no vienen al caso). Debido a este incidente y a modo de desquite, refirió el mencionado cronista, Romani le propuso a Bellini modificar su libreto de Giulietta e Romeo (1825), escrito anteriormente para Vaccaj; sin dudas, la intención de perjudicar funcionó.

El exitoso estreno de I Capuleti e i Montecchi tuvo lugar el 11 de marzo de 1830 en el Teatro La Fenice, con Giuditta Grisi, Rosalba Carradori y Lorenzo Bonfigli. Salvo en ocasión del estreno de Zaira, Bellini estaba acostumbrado al reconocimiento del público, pero el febril entusiasmo desatado por Capuleti desbordó su expectativa.

Los elogios fueron unánimes y reflejamos las impresiones causadas, a través de las palabras del señor Girolamo Perucchini al cavaliere Paterno: "Vuestro recomendado maestro Bellini, en su nueva ópera escrita en poco tiempo y que subió a escena el jueves, recibió un aplauso extraordinario y tal, que desde hacía muchos años por aquí no se escuchaba nada parecido. El libro, escrito por Felice Romani, se titula I Capuleti e i Montecchi, que en el fondo no se trata de otra cosa que de Giulietta e Romeo. El público comenzó a predisponerse bien desde la sinfonía, que aplaudió con la introducción que le sigue, y los aplausos fueron creciendo hasta reflejar un verdadero entusiasmo. Hay piezas bellísimas y de un género completamente nuevo, no estrepitoso, pero razonado, armonioso, dulcísimo, que permite escuchar las voces sin oprimirlas con los instrumentos. La Giuditta Grisi (Romeo) se superó a sí misma, cantó bien y actuó excelentemente. La Carradori (Giulietta), también. Igualmente bueno en su parte el tenor Bonfigli, y creo que se sorprendió ante tantos aplausos; pero todo estaba a consideración del maestro. Unánimemente, el público los llamó a los cantantes repetidamente a saludar desde el proscenio y todo terminó con universal complacencia. Mi hijo, amigo de Bellini, está exultante y os saluda. Lo malo es que dentro de ocho días el teatro se cierra." (Venecia, 14 de marzo de 1830. Citado por Florimo, p. 15).

Bellini dedicó I Capuleti e i Montecchi a sus conciudadanos de Catania. Se puede decir que durante su concepción logró pulir un estilo, cuya búsqueda se había encaminado con firmeza en tiempos de La straniera. Pero el devenir de los hechos indica que el nivel alcanzado no convenció a una célebre señora: María Malibran tuvo sus objeciones .