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Acerca de los personajes en la vida real

El libreto de Adriana Lecouvreur parte de un drama escrito por el afamado Eugène Scribe (1791-1861), en colaboración con Ernest Legouvé (1807-1903), basado en personajes de la vida real.

Adrienne Lecouvreur (apellido original: Couvreur, 1692-1730) fue una actriz que se destacó por sobre sus demás colegas en el París de Luis XV. Entre las grandes personalidades del mundo cultural de la época, fue Voltaire quien más supo apreciarla, y en el transcurso de una funesta representación de su tragedia Marianne, la artista cayó muerta sobre el escenario. Según una versión, la muerte habría sido ocasionada por la ingestión de un veneno colocado dentro de una copa de la que ella tenía que beber durante una escena; pero otra versión, menos romántica y más terrenal, dice que habría muerto de disentería.

La sociedad suele ser ingrata con las personas más notables, y fue Voltaire quien elevó su voz ante el injusto desprecio hacia Adrienne al momento de su muerte. Por considerarse que la profesión de actriz era denigrante e inmoral, la iglesia se negó a darle una sepultura cristiana con los debidos sacramentos. Se señala como responsable de esto a un cura de San Sulpicio llamado Languet, y los mil francos que la actriz había donado a su iglesia parecían no tener importancia al momento de las exequias de alguien que tanto le había dado al arte. Voltaire consideró esta actitud un “acto de violencia contra el talento”, una grave falta a la memoria de una actriz a la que “en la antigua Grecia le habrían levantado altares” e incitó a los actores del Rey a no seguir trabajando, a menos que se los tratase dignamente. Esto le trajo problemas a Voltaire, cosa que para él no era una novedad, y debió esconderse en Rouen.

De la vida de Adrienne Lecouvreur, se desprende tras esta breve síntesis que estaba rodeada de leyenda. En cambio, la vida de Mauricio de Sajonia (Goslar, 1696 - Chambord, 1750), si bien tuvo un alto componente de agitación y actos heroicos, no era muy distinta de la de alguien de su clase por aquella época tan complicada y prerrevolucionaria. Fue hijo de Augusto “el fuerte”, primer rey sajón de Polonia, y lejos de estarle destinado el trono de su padre, los avatares políticos hicieron que el monarca lo enviara a servir a la corona de Francia, hacia 1720. Su propia dinastía gobernaba el ducado de Courland (territorio sobre el mar Báltico, en la actualidad perteneciente a Letonia), y allí lo proclamaban como soberano sucesor del Duque Fernando. Asumió la soberanía, pero una serie de complicaciones políticas hizo que finalmente la elección quedase sin efecto y resultase proscripto. Estos hechos sucedieron entre 1726 y 1727, y Mauricio finalmente quedó al servicio de Luis XV con el título de Mariscal de Francia, mediante el cual obtuvo importantes victorias militares y llevó a cabo misiones diplomáticas. No fue el único admirador y amante de Adrienne Lecouvreur, pero sí el más célebre. Terminó sus días en el castillo de Chambord, lugar de su propia corte y centro de reunión de literatos y artistas franceses. No sólo recibió una sepultura cristiana con todos los sacramentos, sino que además Luis XV le hizo levantar una suntuosa tumba en la iglesia de Santo Tomás de Estrasburgo.

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Por Claudio Ratier 

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