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A pelo revuelto

Al referirnos al tipo de ópera que se comenzó a producir en Italia hacia finales del ottocento , tras medio siglo de hegemonía de Giuseppe Verdi, surge la palabra "verismo". Antes de extendernos sobre este punto trazamos una síntesis histórica y de inmediato surge otro término, scapigliatura . En italiano scapigliato significa "despeinado" (en este caso se relaciona con "bohemio"), y se conoce como scapigliatura lombarda un movimiento gestado por un grupo de intelectuales en la segunda mitad del siglo XIX. Los scapigliati reaccionaron contra el ámbito cultural de Italia, al que señalaron como quedado en el tiempo, y destacaron la importancia de observar lo que ocurría fuera de su país en el mundo de la cultura. Fue un movimiento principalmente de literatos, contestatario, que tuvo su eco en el ámbito de la música. El clásico ejemplo de esta influencia inmediata lo encontramos en Arrigo Boito, intelectual, literato, políglota y músico que tradujo y adaptó el Faust de Goethe para escribir su ambiciosa ópera Mefistofele (Scala de Milán, 1868). La scapigliatura criticó un estado de cosas e insistió en la importancia de ampliar los horizontes. Verdi fue objeto de críticas y el hito en la historia de la ópera lo marca la llegada de lo que conocemos como verismo, al punto de que es posible precisar la fecha. El 17 de mayo de 1890, el público del Teatro Costanzi de Roma presenció el estreno de la ópera en un acto de un compositor desconocido, que acababa de resultar vencedor de un certamen organizado por la casa editorial Sonzogno; la ópera es Cavalleria rusticana y el compositor se llamó Pietro Mascagni. Dos años más tarde, el 21 de mayo de 1892, el Teatro dal Verme de Milán conoció otra nueva creación, I pagliacci , de Ruggero Leoncavallo. Ambas constituyen la piedra fundamental y el ejemplo más claro del verismo, visión del teatro cantado que llegó al mundo del melodrama como consecuencia de la scapigliatura , que insistía en hacer un quiebre con el pasado.

¿Existe una definición del verismo desde lo estrictamente musical? Podemos decir que no. La clave está en la elección de los temas, violentos, crudos, buscadores del efecto realista y protagonizados por individuos comunes, en las antípodas de la aristocracia o de los grandes personajes de la historia y la literatura. También decimos que el verismo tiene un rasgo particular en el tratamiento de las voces, pues con frecuencia se rompe la línea de canto característica de la ópera italiana para producir un estilo declamatorio que ayuda a dar ese efecto realista tan buscado.

Gracias a Cavalleria rusticana Mascagni conoció un éxito imperecedero que jamás logró repetir, a pesar de haber compuesto una importante cantidad de óperas. Leoncavallo fue mucho menos prolífico y tampoco pudo superar el resonante suceso de I pagliacci . Italia vio aparecer muchos compositores durante esos años, casi todos ellos caídos en el olvido no solo por no haber sido capaces de igualar la repercusión de las dos creaciones de Mascagni y Leoncavallo, sino ante todo por una razón de mayor peso: la figura imponente de Giacomo Puccini eclipsó a la gran mayoría de los músicos de su generación. Puccini por momentos responde a los postulados del verismo, por momentos se aleja, regresa, pero vuelve a alejarse para hacer su camino. Estuvo al tanto de lo que sucedía en el mundo de la música fuera de su país (conoció perfectamente las creaciones de compositores como Debussy, Strauss y Schönberg) y a su infalible instinto dramático y capacidad de asimilación, sumó una técnica y un lenguaje musical que lo colocaron por encima de sus contemporáneos peninsulares. Cosechó mucho éxito, quizá con alguna excepción todas sus obras trascendieron, y, si Verdi tocaba la sensibilidad de dos opuestos como el hombre de pueblo y el aristócrata, Puccini hizo que otra clase se sintiera especialmente identificada con su música: la ascendente burguesía. Esta identificación quedó perfectamente ilustrada por las palabras del inventor e industrial estadounidense Thomas Alva Edison: "Los hombres mueren y los gobiernos cambian, pero las melodías de La bohème vivirán para siempre".

Uno de los pocos creadores de aquellos años cuyo nombre no cayó en el olvido fue el calabrés Francesco Cilea (Palmi, 1866 - Varazze, 1950). Se lo rotula de "verista", como se acostumbra con todos los que escribieron óperas en Italia entre fines del siglo XIX y comienzos del XX. En el caso de su Adriana Lecouvreur , la temática no guarda relación con la de aquellas obras fundacionales que son Cavalleria rusticana e I pagliacci , el tratamiento musical tampoco: es más sutil. Los personajes no son "individuos comunes". El estilo instrumental y melódico es esencialmente romántico y, por una razón de ámbito, remite al gusto francés; para el buen oyente, es inevitable no pensar en Massenet. En uno de estos comentarios de los programas de mano de BAL dijimos que en Italia el romanticismo pasó de largo. Ahora, podemos decir que llegó tardíamente *.

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Por Claudio Ratier 

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Francesco Cilea