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Evgeny Onegin
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Por Claudio Ratier

Evgeny Onegin

El origen de la composición de Evgeny Onegin está en una sugerencia hecha a Tchaikovsky por la cantante Elizaveta Lavrovskaia, al descubrir una afinidad entre el espíritu de la novela en verso de Pushkin y el temperamento del compositor. Esto sucedió en mayo de 1877, cuando aquél terminaba de escribir su Cuarta Sinfonía. La labor comenzó de inmediato y el entusiasmo suscitado por la lectura de los versos del padre de las letras rusas, se manifiesta en una carta escrita por Tchaikovsky a su hermano Modest: "No tienes idea de mi entusiasmo por este personaje. Qué bueno evitar los faraones de siempre, princesas etíopes, venenos y todo el resto de estas historias de fantoches. Evgeny Onegin está llena de poesía. Veo sus falencias: no da lugar a la grandeza y no tiene efectos teatrales. Pero la riqueza de la poesía, con su simplicidad y humanidad, junto a los inspirados versos de Pushkin, compensa cualquier defecto."

La decisión de Tchaikovsky de emplear el término "escenas líricas" para denominar a Evgeny Onegin, revela la convicción de colocar a este título fuera de la ópera convencional, caracterizada por su grandilocuencia y tono épico. Él mismo dejó una clara constancia de sus requerimientos, que nos permite tener una noción acabada de su idea: 1) Cantantes de medio carácter, poseedores de agilidad y seguridad vocal. 2) Que canten bien y de manera simple. 3) El aspecto visual no debe ser ostentoso, sino conforme a aquella época de austeridad, con ropas adecuadas a la década de 1820. 4) El coro no debe ser un “rebaño como en los escenarios imperiales”. Por el contrario, debe colaborar en la acción. 5) El director no debe ser una "máquina", ni un músico "a la Napravnik ", sino un auténtico guía para la orquesta. (Eduard Napravnik fue un director y compositor checo de la época. Asentado en Rusia, se desempeñó por décadas en el Mariinsky de San Petersburgo).

El drama está estructurado en tres actos, con tres cuadros para el primero y dos para cada uno de los restantes. Tchaikovsky tomó parte en la escritura del libreto, labor compartida con Konstantin Shilovsky, y la composición comenzó con el momento más famoso de la ópera: la extraordinaria escena de la carta de Tatiana, en el primer acto. Es muy sorprendente que durante el período de concepción de Evgeny Onegin, Tchaikovsky haya recibido una carta en la que una estudiante del Conservatorio de Moscú, Antonina Ivanovna Mikiukova, le declaraba su amor. Él aceptó casarse con ella pero el breve matrimonio fue sufrido en extremo y terminó en la ruptura. Es que el casamiento se debió en gran parte a una razón social, y que el factor determinante del fracaso haya sido la homosexualidad de Tchaikovsky, es algo muy conocido.

Las circunstancias dramáticas que rodearon el fin de esa relación, sumada la humillante relación con Nicolai Rubinstein, el director del Conservatorio, atormentaron el ánimo del músico, que volcó en la partitura su angustia y su irreversible melancolía. A lo largo de la acción se suceden los desengaños, las frustraciones, la resignación y un hartazgo por la vida cuyas consecuencias se imponen de manera trágica y completan una visión pesimista: el artista, que es el único capaz de dar un sentido a la existencia, no tiene lugar en el mundo y su final trágico legitima su pureza.

En Evgeny Onegin, "retrato de la vida rusa" -como alguna vez se señaló acerca del original de Pushkin-, se plasma la vida de la aristocracia campesina y de la aristocracia de la ciudad. El espíritu de la música nacional está omnipresente, se preserva de la vacuidad del mero color local y de las ampulosas convenciones de la ópera. Tchaikovsky recomendó sinceridad para su interpretación y, para satisfacer sus requerimientos y expectativas, prefirió armar un elenco con estudiantes del Conservatorio antes que llamar a las divas y divos de los grandes teatros: sus artistas no debían estar "contaminados" sino libres de los hábitos y manías del ambiente lírico.

El estreno de Evgeny Onegin tuvo lugar en el Teatro Maly de Moscú el 29 de marzo de 1879, con el barítono Ghilev en el papel principal, la soprano Klimentova como Tatiana y el tenor Silberstein como Lensky, dirigidos por Nikolai Rubinstein. El 23 de enero de 1881 se dio a conocer en el Teatro Bolshoi, bajo la dirección del italiano Enrico Bevignani. Al contrario de lo que suponía Tchaikovsky antes del estreno, la ópera fue recibida cálidamente, hasta que el triunfo total sucedió en octubre de 1883 en el Teatro Mariinsky de San Petersburgo. Curiosamente la dirigió en esa ocasión quien al momento de hacer recomendaciones fue puesto como mal ejemplo: Eduard Napravnik. A diez años de este suceso, el día 6 de noviembre de 1893 el compositor fallecía en esa ciudad.
 

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