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Trabajando con brujas y reyes


La casa del director musical, una sala en el barrio del Abasto y el Teatro Avenida se sucedieron como ámbitos de los ensayos de Macbeth. Con entusiasmo, riguroso profesionalismo y creatividad un equipo numeroso lleva a cabo la apasionante tarea de dar nueva vida a la ópera de Verdi que se estrenará el 25 de marzo.

¡Cuidado con el diagnóstico…!

—¡Van a hacer Macbeth! ¡Desde que la cantaron Leonie Rysanek y Leonard Warren es imposible! ¡Hay obras que no se tocan, per secula seculorum! ¡Están locos!— escuchó decir alguna vez a alguien el anónimo cronista de estos backstages de Buenos Aires Lírica. Esa desairada persona (¡que, además, jamás en su vida escuchó en vivo a Rysanek y Warren!) en aquel momento se dejó llevar por un trascendido, y, la verdad, no estaba tan errada: no sólo haremos Macbeth, sino que la venimos preparando desde noviembre del año pasado; en cuanto a nuestra supuesta “locura”, no tenemos la suficiente autoridad para autodiagnosticarnos.

Primeros ensayos y convulsión en Palermo

Sí, durante ese mes de noviembre y en el horario de la tarde, los ensayos musicales comenzaron en la casa del maestro Guillermo Brizzio, ubicada en el apacible barrio de Palermo Viejo. Pero entre “A, la paterna mano” por  Enrique Folger (Macduff), con su timbre claro y vibrante, los La naturales de Marcelo Lombardero (Macbeth) hacia el final de la romanza del 4° acto (no es que los vaya a cantar en vivo, simplemente quiso demostrarnos que los posee) y las trepanadoras notas de Myriam Toker (Lady Macbeth), que, cual etérea cuchilla lograron atravesar muchas cuadras hasta aturdir a la jirafa del zoológico, se produjo un caos absoluto. El maestro y todo su elenco debieron buscarse una sala de ensayo alternativa en el Abasto, en pleno período vacacional, y el barrio recuperó su calma (al menos durante el día, no hablemos de la noche, pues ese es otro tema, viejo, sin solución y no precisamente musical). ¿Qué habría sucedido si Marcelo Perusso, el autor de la puesta en escena, hubiese llegado a la casa de Palermo con toda su parafernalia de trajes, vísceras de animales, calderos, gualichos, espadas y espectros? Por suerte para el vecindario, no estaba en Buenos Aires y todo eso quedó para los ensayos en el Teatro Avenida.

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