+ madama butterfly   + l'italiana in algeri   + la clemenza di tito   + orestes   + lucia di lammermoor 

+ el desafío   + cantantes   + vestuario   + escenografía   + el sobretitulado   + las bailarinas

LOS CANTANTES

Aquí se pone en práctica uno de nuestros principios, que es el de posibilitar que jóvenes elementos, sobresalientes en más de un aspecto, coincidan en una producción con artistas altamente experimentados

BUTTERFLY, CIO-CIO-SAN Y SUZUKI

Mautner y Schemper, ensayan una escena marcada por Landin.

Tras diversas audiciones y una nada sencilla deliberación, se sacó como conclusión que Schemper y Mautner eran las indicadas para asumir los papeles de Cio-Cio-San y Suzuki. Nos transmitieron seguridad y cualidades que las muestran como artistas diferenciadas. Con el correr de los ensayos musicales y de escena (durante una primera e intensa etapa de preparación se trabajan las dos partes por separado) no sólo tuvimos la confirmación de que la elección fue un acierto, sino que nuestras expectativas fueron ampliamente superadas.

[Schemper y Mautner son más que dos artistas muy bien dotadas vocalmente, que conocen sus personajes con lujo de detalle. Hay que escuchar y ver para admirar y comprender. La forma en la que estas jóvenes cantantes preparan sus papeles, y la compenetración que han logrado una con otra, ha sorprendido a los directores y al resto del elenco.]

Al respecto, señaló Landin la gran satisfacción que le representa trabajar con ellas, dos cantantes altamente sensibles y sin preconceptos ni amaneramientos adquiridos previamente. Dentro de esta producción con dos elencos, la “otra” Butterfly será una experimentada soprano en lo que respecta al repertorio italiano, Marina Biasotti.

PINKERTON, SHARPLESS, GORO, BONZO Y YAMADORI

1. Landín y Schemper;  2. Landin, Bengolea y Schemper;  3. Bengolea y  Schemper

Carlos Bengolea es un artista que la mayoría de ustedes conoce, pues desde hace 20 años integra los elencos del Teatro Colón. En los últimos tiempos ha demostrado estar pasando por el mejor momento de su carrera, acaso desde el estreno sudamericano de La ciudad muerta, de Korngold, en el Teatro Colón (temporada 1999; en esa ocasión Bengolea “salvó” el título, pues los candidatos extranjeros para la parte de tenor se caían uno por uno, y así se confirmó que muchas veces ir a buscar afuera es innecesario). En noviembre último apreciamos su magnífica actuación en La condenación de Fausto, de Berlioz, también en el primer coliseo.

[En lo que respecta a Madama Butterfly, por la labor que viene desarrollando en los ensayos se puede asegurar que nos ofrecerá un Pinkerton diferente: Bengolea es un actor, un músico, un artista completo capaz de comunicar al público las vivencias por las que pasa su personaje.]

El cover con una función de Bengolea será el tenor uruguayo Gerardo Marandino. Por su sensibilidad y dotes vocales, este joven artista posee todo el potencial para desarrollar una importante carrera en un futuro no lejano. Su timbre incisivo y su apasionamiento dejan entrever que se trata de un artista al que le están reservados los grandes papeles del repertorio italiano, papeles con los que en las últimas temporadas ha tenido sus primeros encuentros.

Como Sharpless se alternarán dos artistas ampliamente conocidos y de características diferentes: Gui Gallardo y Omar Carrión. A Goro, el encargado de arreglar el “matrimonio a la japonesa” entre Pinkerton y Cio-Cio-San, lo compartirán dos especialistas en papeles característicos, Carlos Sampedro y Carlos Iaquinta. El temible Tío Bonzo estará a cargo de Alejandro Di Nardo y Juan Fernández Mendy, y “lo ricco Yamadori” será el joven barítono Sebastián Sorarrain.

Marandino y Carrión entran a la sala de ensayos

Marandino y Carrión conversan sobre la escena

Landin indica una escena a Marandino mientras Carrión observa

EL ARTISTA MÁS JOVEN DEL ELENCO

Durante la tarde de un domingo (la preparación de una ópera no conoce descanso) se incorporó a la producción de Madama Butterfly Matías Alt. ¿Quién es? Ni más ni menos que el miembro más joven del elenco: un niño de 7 años que asumirá el papel del hijo de la geisha y el teniente norteamericano. Resultó asombrosa la forma en la que este “joven actor” captó las indicaciones de Willy Landin, demostrando un especial interés a lo largo de las dos partes del segundo acto de la ópera, y sintiéndose en familia (esto no es una forma de decir, pues en la vida real es el “sobrino de la Suzuki”).

[Lo más sorprendente fue su reacción cuando el padre le dijo que ya era hora de ir a casa: Matías quiso permanecer en la sala de ensayo y continuar trabajando con Landin, pues el descubrimiento del teatro lírico le resultó un juego más que divertido.]

Cuando se dio por terminada su participación, luego de simular estar durmiendo con la música del coro a bocca chiusa como fondo, recibió el aplauso de todos los presentes.

EL ENCUENTRO ENTRE EL DIRECTOR Y SU ORQUESTA

Tras una cantidad de ensayos musicales con los cantantes y con el acompañamiento al piano de Marcela Esoin, el maestro Vieu tuvo su primer encuentro con la orquesta el pasado martes 18 de marzo, en un ámbito fuera del Teatro Avenida. La orquesta no es un cuerpo perteneciente a Buenos Aires Lírica, sino que bajo los requerimientos del director se armó especialmente para esta producción. Como corresponde a estos primeros ensayos en los cuales se trabaja solamente la parte instrumental, Vieu marcó las líneas vocales mientras los músicos hacían su lectura. Fue un primer encuentro con muy buenos resultados, que día a día fueron mejorando hasta la llegada de una fecha especial, el viernes 21: por primera vez coincidieron director, orquesta y cantantes en la sala donde tendrán lugar las funciones.

[Los cantantes, sentados en las primeras filas de la platea, por momentos cantaron a voz plena, de a ratos marcaron (esto quiere decir que, para no fatigarse innecesariamente, interpretaron las partes sin desplegar la potencia de sus voces) y Vieu transmitió una gran seguridad y claridad de ideas.]

El equilibrio que logra entre las secciones de la orquesta hace pensar en que no se echará de menos el sonido de la versión original. Gracias a la habilidad de Panizza todo está presente y el director sabe comunicar y extraer lo mejor de sí a los cuarenta profesores agrupados en el foso.

Estas crónicas continuarán a medida que avancen los ensayos... Compartiremos con ustedes las “italianas” (ensayos de la ópera completa, con los cantantes sobre el escenario y sin actuación) y, gran expectativa, los ensayos en los que se junten las dos partes que hacen al espectáculo lírico: la musical y la escénica. También habrá comentarios acerca de la escenografía, el vestuario y el maquillaje, pero solo los necesarios para incitarlos a ver los resultados el día del estreno.

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