BUENOS AIRES LÍRICA - La experiencia de la opera
 
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Noviembre 2017
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El día que Pagliacci tuvo nombre propio: Luis Lima

Por Alberto Leal

Primera parte
Suor Angelica


Ópera en un acto con música de Giacomo Puccini y libreto de Giovacchino Forzan

Suor Angelica: Florencia Fabris
La tía princesa: Elisabeth Canis
La abadesa: Alicia Alducín y elenco.

Segunda Parte
I Pagliaccci


Drama en un acto con música y libreto de Ruggero Leoncavallo

Canio: Luis Lima
Nedda: Florencia Fabris
Tonio: Omar Carrión
Silvio: Ernesto Bahuer
Beppe: Fermín Prieto
Dos campesinos: Juan Feico, Fabián Frías
Director de Orquesta: Carlos Vieu
Dirección escénica, diseño de escenografía y vestuario: Marcelo Perusso
Iluminación: Rubén Conde
Director de Coro: Juan Casasbellas
Orquesta y Coros Estables


Buenos Aires Lírica continuó su temporada con un poco frecuente doble programa, Suor Angelica y Pagliacci. Pero la reunión de estas dos óperas cortas en un mismo programa no resultó desacertada. Ambas, generadas con pocos años de diferencia, tienen un denominador común, el fuerte dramatismo argumental.
La lentitud de Sour Angelica se contrapone con el despliegue y la acción de I Pagliacci, y fue un acierto el orden en que fueron presentadas las mismas.
Carlos Vieu dirigió la orquesta siempre en estilo, con acertados tiempos y cuidando la relación foso y escenario. Partiendo de un comienzo algo incierto, la Orquesta se fue afirmando redondeando un muy buen trabajo.

Excelente trabajo del Coro, no solo en la parte vocal sino también en la actuación.
Marcelo Perusso realizó un trabajo de notable belleza visual en Suor Angelica, con acertadas proyecciones y toda la escena dominada por colores sepias. Y fue muy adecuado el vestuario, en especial el traje lucido por la Zia, esta vez alejada del tradicional color negro. La marcación de los cantantes fue claramente estática, con casi nulos movimientos en la primera parte de la obra.

Pagliacci, ambientada entre los 30 y los 40, tuvo el color y despliegue necesario. Se notó un minucioso trabajo con los miembros del coro y fue bien resuelta la acción en general.
Florencia Fabris – soprano todo terreno si las hay, debido a la diversidad de su repertorio – poseedora de una voz de notable volumen, cantó su Angelica con buena técnica manteniendo siempre una correcta afinación. Tal vez la falta de matices deslució su versión de “Senza Mamma”, pero esto fue altamente recompensado con el fuerte dramatismo que le imprimió al final. Un muy buen trabajo.

Elisabeth Canis, como la Zia, compuso un excelente personaje, con toques más humanos de lo acostumbrado sin perder en ningún momento su autoridad. Tal vez, su voz no posea la rotundez que el rol reclama, pero la autoridad de su canto compensó largamente este hecho.
Del resto del amplio reparto, en todos los casos en un nivel de corrección, destaco la prestación de Alicia Alducín como la Abadesa. Con gran presencia, una voz de muy buen volumen y un canto sin fisuras revalorizó su personaje.

El más puro verismo se hizo presente con la presentación de I Pagliacci. Comenzando en forma de filmación cinematográfica, este efecto se perdió a medida que transcurría la representación. Pero la acción tuvo siempre un notable impacto debido en gran parte a la ductilidad actoral de los cantantes.

Creo que fue una brillante idea convocar a Luis Lima para el rol titular. El tenor de muy importante carrera internacional, apartado de la misma hace alrededor de 10 años y con esporádicas apariciones en el Teatro Argentino y países vecinos, es un “milagro” vocal, conservando además las excelentes dotes de actor que siempre tuvo.

Acostumbrados en el último tiempo a escuchar tenores generalmente estables de Operas de Europa occidental, la intensidad de su voz, el caudal de la misma, muestran la diferencia notable entre una gran figura y cantantes que solo alcanzan a la corrección… y no siempre.

Su voz se ha tornado más oscura, su característico timbre mantiene la gran riqueza de armónicos y su volumen se presenta más grande aún. Realizó una brillante caracterización del difícil rol, desplegando sus grandes cualidades de actor. Su actuación me hizo volver, por un momento, a otros tiempos, donde reales “divos” eran asiduos en nuestro medio. Bravo Maestro Lima! Bravo Buenos Aires Lírica por este regalo. Espero que tanto el Teatro Colón como el Argentino de la Plata tengan en cuenta el valor de un verdadero artista que vive en nuestro país y no seguir padeciendo de la mediocridad importada.

Por supuesto que compartiendo escenario con un cantante de sus quilates, todo el elenco dio lo mejor de sí. Omar Carrión brindó un excelente Tonio, con la calidad vocal que siempre lo distingue pero además, mostró facetas de comediante que en lo personal no le conocía. Solo lamento que su “deformidad” no fuera planteada por el Director de escena en forma más notable. Su trabajo nunca bajó de un nivel de excelencia.

Florencia Fabris, con una voz tal vez no la más adecuada para Nedda, relizó un impecable trabajo. Sorteó sin problema alguno las coloraturas de su aria, canto en gran forma durante todo el transcurso de la opera y mostró excelentes dotes de actriz, acompañadas por su muy buena figura. Otro gran trabajo.

Fermín Prieto, cuya voz ya es demasiado pesada para Beppe, supo manejarla de excelente manera, logrando un muy buen nivel.

Ernesto Bahuer, cantó con total corrección y se mostró honesto y sensible como actor.

Correcto el resto del elenco.
Solo una frase para el final: EL DIA QUE PAGLIACCI TUVO NOMBRE PROPIO: LUIS LIMA

 
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