Impresionó el realismo escénico logrado en "Il Tabarro", una brumosa, densa y lúgubre Paris, que enerva las miserias de esos sórdidos personajes enajenados en el inútil devenir de sus vidas. Se lucieron Ricardo Ortale, (superando su anterior y accidentada actuación en la misma sala), José Azocar y la ascendente Mariela Schemper, acompañados por una elogiable homogeneidad en todo el elenco.

La segunda parte, la correspondiente al paraíso, ha sido montada de manera verdaderamente festiva, hilarante, en perfecta armonía con la loca historia de Gianni Schicchi y con la alegría que esta temporada, deparó a la entidad.

En este caso, las actuaciones de Luís Gaeta, Arnaldo Quiroga y Ana María Menéndez, también han sido muy convincentes. Como siempre nos sorprende la juventud y en este caso aún permanece en nuestros oídos la dulce aria "O mio babbino caro" interpretada por Menéndez.

Carlos Vieu volvió a dirigir la orquesta impecablemente, Juan Casasbellas hizo lo propio con el coro y Rita Cosentino tuvo una acertada régie. Reiteramos que Daniela Taiana desde su trabajo escenográfico ha sido principalísima artífice de este éxito, en un trabajo muy en línea con Horacio Efrón en el diseño de luces.

Buenos Aires Lírica, ha culminado una buena temporada y seguramente seguirá en este camino de perfeccionamiento continuo. Así lo esperamos, fundamentalmente ante un futuro tan incierto en la temporada del Colón.